PANORAMA:
Esta lección presenta la obra
soberana de Dios en y a través de la vida de José para traer a Israel hasta
Egipto. La fidelidad de Dios resalta a través de la confianza de José en Él.
Dios se comunicó con José por medio de sueños y cumplió todo lo que había
prometido.
Se presentan los elementos esenciales de la historia de José: sólo aquellos detalles que determinan los temas principales que dan lugar al marco histórico del ascenso de José al reinado, su relación con sus hermanos y el traslado de Israel a Egipto.
Génesis 39:20
y mandó que echaran a José en la
cárcel donde
estaban los presos del rey.
Aunque sus hermanos lo odiaban y
la esposa de su amo lo había acusado falsamente, el todavía confiaba en el
único Dios vivo y verdadero, José sabía que era pecador y que
sólo podía obtener perdón por la misericordia de Dios.
Confiaba en las promesas de Dios
al igual que Abraham, Isaac y Jacob. Nadie puede agradar a Dios a
menos que crea lo que el Señor dice.
Lo mejor que nosotros podemos
hacer es aceptar la Palabra de Dios como la verdad y aceptar todo cuanto Él ha
escrito en la Biblia. Dios no le falló a José cuando estuvo en
prisión.
Hechos 7: 9- 10
Por envidia
los patriarcas vendieron a José como esclavo, quien fue llevado a Egipto; pero
Dios estaba con él
y lo libró
de todas sus desgracias. Le dio sabiduría para ganarse el favor del faraón, rey
de Egipto, que lo nombró gobernador del país y del palacio real.
Ahora que José estaba en
prisión, parecía imposible que pudiera ser el líder y gobernador de su familia,
pero Dios no cambia nunca.
Dios no es como las personas,
que cambian de opinión, que se olvidan de sus promesas o dicen mentiras.
Recomendación:
Leer todo el
capítulo 40 y 41
José interpreta los sueños del
copero y el panadero.
JOSÉ
INTERPRETA LOS SUEÑOS DE FARAÓN
Génesis 41: 1-7
Dos años
más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo cuando,
de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a
pastar entre los juncos. Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas
y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras.
¡Y
las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas! En ese
momento el faraón se despertó. Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño:
Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo. Tras
ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento
solano.
¡Y las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y
hermosas! En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un
sueño.
CONSIDEREMOS:
Aunque en
el pasado Dios le hablaba a la gente a través de sueños y planeaba mostrarle a
Faraón lo que iba a ocurrir en Egipto, esa no es la forma común que Dios usa
para hablarnos a nosotros ahora. Dios nos enseña las cosas que quiere que
sepamos a través de su palabra, la Biblia.
Faraón, el
rey de Egipto no conocía ni adoraba al Dios vivo y verdadero. Los egipcios
adoraban al sol, la luna, las estrellas, los animales, las criaturas que se
arrastran y al río Nilo. Pero, aunque no adoraban a Dios,
El planeo usar a este rey y a su país para llevar a cabo sus propósitos.
Proverbios 21:1
En las
manos del SEÑOR el corazón del rey es como un río: sigue el curso que el SEÑOR
le ha trazado.
Dios es el que gobierna a todas
las personas y todas las naciones, aunque no lo conozcan ni lo adoren.
Puede usar a cualquiera de la
forma que Él desee para llevar a cabo Sus propósitos. Él, es el
gobernador supremo de todas las cosas. Dios estaba obrando a través de
la vida de un faraón egipcio y un prisionero israelita a favor de todo su
pueblo.
Aún en prisión, José creía que
los propósitos de Dios eran correctos para él. Vivía por fe y creía que Dios
iba a hacer lo mejor.
Génesis 41:25-32
José le
explicó al faraón: —En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios
le ha anunciado lo que está por hacer.
Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata
del mismo sueño.
Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete
espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero
éstos serán siete años de hambre. Tal como le he dicho al faraón, Dios le
está mostrando lo que está por hacer. Están por venir siete años de mucha
abundancia en todo Egipto, a los que les seguirán siete años de hambre,
que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con
Egipto!
Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes
hubo en el país. El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha
resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto.
José no tenía la capacidad de
interpretar los sueños del rey, pero confiaba en que el Señor le daría la
interpretación de esos sueños. Dios le dio entendimiento a José
para que el rey supiera lo que iba a ocurrir en su país. Dios no les
falla a los que confían en Él.
JOSÉ OCUPÓ EL SEGUNDO LUGAR DESPUÉS DE FARAÓN
Génesis 41:38-40
Entonces el
faraón les preguntó a sus servidores: —¿Podremos encontrar una persona así, en
quien repose el espíritu de Dios?
Luego le
dijo a José: —Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más
competente y sabio que tú.
Quedarás a
cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más
autoridad que tú, porque soy el rey.
Aunque José había atravesado
experiencias difíciles, el Señor aún tenía dominio sobre todo. El Señor no
se había olvidado de José.
Los sueños que Dios le había
dado en su juventud iban a cumplirse. Cuando fue
el tiempo para hacer lo que Dios planeó, Él sacó a José de la cárcel y le dio
un alto puesto, tal cual se lo había mostrado en sueños cuando José era
joven.
LOS HERMANOS DE JOSÉ VIENEN A EGIPTO EN BUSCA DE
ALIMENTO
Génesis 42:1-9
Cuando
Jacob se enteró de que había alimento en Egipto, les dijo a sus hijos: «¿Qué
hacen ahí parados, he sabido que hay alimento en Egipto? Vayan allá y compren
comida para nosotros, para que no muramos, sino que podamos sobrevivir.» Diez
de los hermanos de José fueron a Egipto a comprar alimento. Pero Jacob no
dejó que Benjamín, el hermano de José, se fuera con ellos porque pensó que
podría sucederle alguna desgracia. Fue así como los hijos de Israel fueron a
comprar alimento, al igual que otros, porque el hambre se había apoderado de
Canaán. José era el gobernador del país, y el que vendía trigo a todo el
mundo. Cuando sus hermanos llegaron ante él, se postraron rostro en
tierra. En cuanto José vio a sus hermanos, los reconoció; pero, fingiendo
no conocerlos, les habló con rudeza: —¡Y ustedes!, ¿de dónde vienen? —Venimos
de Canaán, para comprar alimento —contestaron. Aunque José los había reconocido,
sus hermanos no lo reconocieron a él.
En ese momento se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y
les dijo: —¡De seguro ustedes son espías, y han venido para investigar las
zonas desprotegidas del país!
Una vez más, Dios estaba
haciendo ocurrir las cosas que le había mostrado en sueños al joven José, sus
hermanos se inclinaron ante él.
Génesis
37: 5-9
Cierto día
José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más
odio todavía, pues les dijo: —Préstenme atención, que les voy a contar lo
que he soñado. Resulta que estábamos todos nosotros en el campo atando
gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de
ustedes se juntaron alrededor de la mía y le hicieron Sus hermanos
replicaron: —¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a
someter? Y lo odiaron aún más por los sueños que él les contaba. Después
José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Les dijo: —Tuve otro sueño,
en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían
reverencias.
JOSÉ REVELÓ
SU VERDADERA IDENTIDAD
Génesis 45:3-9
_Yo soy José
—les declaró a sus hermanos—. ¿Vive todavía mi padre? Pero ellos estaban tan
pasmados que no atinaban a contestarle. No obstante, José insistió:
—¡Acérquense! Cuando ellos se acercaron, él añadió: —Yo soy José, el hermano de
ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora, por favor no se aflijan
más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me
mandó delante de ustedes para salvar vidas. Desde hace dos años la región
está sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años más en que no habrá
siembras ni cosechas. Por eso Dios me envió delante de ustedes: para
salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles
descendencia sobre la tierra. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes.
Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como
gobernador de todo Egipto. ¡Vamos, apúrense! Vuelvan a la casa de mi padre
y díganle: “Así dice tu hijo José: ‘Dios me ha hecho gobernador de todo Egipto.
Ven a verme. No te demores.
José lloró cuando les reveló su
verdadera identidad a sus hermanos. En lugar de tratar a sus
hermanos como sus hechos lo merecían, José les
explicó que Dios tuvo el dominio absoluto de la situación y que
había usado los actos terribles que ellos habían hecho para
obrar
para bien.
Génesis 50:20
Es verdad
que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en
bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha
gente.
REENCUENTRO DE JOSÉ CON SU PADRE
Dios sabe lo que va a ocurrir;
Él siempre cumple Sus promesas. Muchos años antes, Dios le había
dicho a Abraham que sus descendientes irían a otro país.
Génesis 15:13
El SEÑOR le
dijo: —Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en
tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante
cuatrocientos años.
Aunque habían pasado cientos de
años, Dios cumplió lo que había prometido. Todo lo que Dios dice en Su
palabra ocurrirá tal cual Él lo dijo. A los descendientes de
Jacob, o Israel, se les comenzó a llamar hijos de Israel, israelitas o
Israel.
Hebreos 11:21
Por la fe
Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
y adoró apoyándose en la punta de su bastón.
Génesis 49:1-2
Jacob llamó
a sus hijos y les dijo: «Reúnanse, que voy a declararles lo que les va a
suceder en el futuro:
»Hijos de
Jacob: acérquense y escuchen; presten atención a su padre Israel.
CONCLUSIÓN:
Todos los que vinieron a Egipto
fueron 66 más la familia de José, en total fueron 70 personas, de éstas Dios formó
una gran familia de millones, así como se lo había prometido al antepasado
Abraham años atrás. Dios es muy confiable, Él siempre cumple Sus promesas.