¡BIENAVENTURADO
AQUEL CUYO AYUDADOR ES EL DIOS DE JACOB!
Salmos 145
dice: “Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza
está en Jehová su Dios”. Cuando leemos este relato bíblico sobre Jacob, vemos
que
Jacob no
fue siempre un hombre de fe.
Sin embargo, Jacob el maquinador se convirtió en Jacob el hombre de fe y figura
en la lista de los “héroes de la fe”
Hebreos 11:20 Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro.
Jacob fue
el hombre que Dios eligió como padre de las doce tribus que llegarían a formar
la nación de Israel.
PANORAMA:
Esta
lección Abarca el periodo de los descendientes de Abraham desde Isaac hasta
José, enfatizando la fidelidad de Dios al cumplir sus promesas de enviar un
Libertador.
ESAÚ: un
hombre que no valoró las promesas de Dios.
JACOB: un
hombre que valoró las promesas de Dios.
El sueño de
Jacob: habla del plan de Dios de enviar un Salvador para reconciliar al hombre
con Dios.
La historia
de Jacob y Esaú: se presenta sólo brevemente, enfatizando aquellas cosas que
apuntan al Libertador venidero.
JOSÉ: El
hijo favorito de Jacob; su sueño muestra el entendimiento de Dios sobre el
futuro de José.
Génesis 25:19-20
Ésta es la historia de Isaac, el
hijo que tuvo Abraham.
Isaac tenía cuarenta años cuando
se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán
eran arameos de Padán Aram.
Rebeca, la esposa de Isaac, nació en la tierra donde Abraham había vivido antes que el Señor lo llevara a Canaán.
Dios le había perdonado la vida a Isaac; Él le había prometido a Abraham que a través de Isaac vendrían muchos descendientes, inclusive el Libertador.
NACIMIENTO
DE ESAÚ Y JACOB
Génesis 25:24-26
Cuando le llegó el momento de
dar a luz, resultó que en su seno había mellizos. El primero en nacer era
pelirrojo, y tenía todo el cuerpo cubierto de vello. A éste lo llamaron
Esaú. Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A
éste lo llamaron Jacob. Cuando nacieron los mellizos, Isaac tenía sesenta
años.
ESAÚ
NO CREYÓ NI VALORÓ LAS COSAS DE DIOS
Génesis 25:27a
Los niños crecieron. Esaú era un
hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador.
Esaú era un
cazador hábil; ocupaba su tiempo persiguiendo y cazando animales salvajes en
los campos. Las promesas acerca del
Libertador habrían pasado seguramente a Esaú.
El
libertador prometido, habría sido entonces un descendiente de Esaú. Pero a
Esaú no le interesaba las promesas de Dios.
Esaú no
confiaba en Dios como lo había hecho Abraham e Isaac. Esaú era como Caín que no veía su propio pecado. Esaú no veía la necesidad de ser aceptado por
Dios.
Esaú siguió
su propio camino y sólo vivió para las cosas de este mundo. Estas cosas eran más importantes para él que las
que Dios quería darle y enseñarle.
JACOB APRECIÓ Y CREYÓ LAS
PROMESAS DE DIOS
Génesis 25:27b
Jacob era un hombre tranquilo
que prefería quedarse en el campamento.
Jacob vivía
tranquilamente en su tienda y cuidaba las ovejas y el ganado. A diferencia de Esaú, Jacob era creyente al igual
que Abraham e Isaac. Jacob admitía que era pecador y
necesitaba al Libertador.
CONSIDEREMOS:
Es
necesario que nos preguntemos: ¿Estoy apartándome de la verdad de Dios y
siguiendo mi propio camino como Caín y Esaú? O soy como Abel, Enoc, Noé,
Abraham, Isaac y Jacob que admitieron su pecado y confiaron en que Dios iba
proporcionar un Libertador.
ESAÚ
DESPRECIA SU PRIMOGENITURA
Génesis 25:29-34
Un día, cuando Jacob estaba
preparando un guiso, Esaú llegó agotado del campo y le dijo: Dame de comer
de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom).
Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —le respondió Jacob. Me estoy
muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven los derechos de
primogénito? Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.
Esaú se lo juró, y fue así como le vendió a Jacob sus derechos de
primogénito.
Génesis 27:41-45
A partir de ese momento, Esaú
guardó Un profundo
rencor hacia su hermano por
causa de la bendición que le había dado su padre, y pensaba: «Ya falta poco
para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano
Jacob.» Cuando Rebeca se enteró de lo que estaba pensando Esaú, mandó
llamar a Jacob, y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para
vengarse de ti. Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye en
seguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán, y quédate con él por un
tiempo, hasta que se calme el enojo de tu hermano. Cuando ya se haya
tranquilizado, y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué
voy a perder a mis dos hijos en un solo día?
A causa de
las grandes dificultades entre Esaú y Jacob, los problemas entre ambos llegaron
a tal punto que Esaú amenazó de muerte a su hermano. Entonces, Jacob dejó el hogar de
su padre y de su madre, y comenzó el largo regreso a Mesopotamia, la tierra de
donde había venido su abuelo, Abraham.
Génesis 28:11-12
Cuando llegó a cierto lugar, se
detuvo para pasar la noche, porque ya estaba anocheciendo. Tomó una piedra, la
usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar.
Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios.
Era un
largo camino desde Canaán hasta Mesopotamia, así que durante el viaje Jacob
tenía que dormir en las montañas, (Unos 750 km). Una noche
mientras Jacob dormía, Dios le dio un sueño. En aquella época, en ocasiones
Dios le hablaba a la gente a través de sueños.
Pero ahora
que Su palabra está completa, nos habla a través de la Biblia. A través de
este sueño, el Señor le estaba mostrando a Jacob que la venida del Libertador restauraría la relación entre el hombre y Dios.
Juan 14:6 —Yo soy el camino, la verdad
y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
Dios es el único que puede hacer un camino para que nos acerquemos a Él. Aún si alguien hiciera muchísimas buenas obras para tratar de agradar a Dios, sus esfuerzos no restaurarían la brecha causada por el pecado.
CONSIDEREMOS:
Es Esto nos recuerda que Adán y Eva estaban en unidad con Dios. Pero cuando desobedecieron ellos y todos sus descendientes quedaron separados de Dios. No había manera de que la gente volviera al Señor y estuviera en comunión con Él, a menos que Dios hiciera un camino.
Pero Dios
prometió el Libertador que reconciliaría al hombre con Él. El Libertador sería
como la escalera que Jacob vio, que unía la tierra con el cielo.
Jacob era pecador al igual que nosotros. Por gracia Dios le mostró a Jacob que hay un solo camino hacia Él. Dios también le estaba mostrando a Jacob que las bendiciones sólo podían venir del Señor, y que Jacob debía depositar su confianza en Dios, no en su propia capacidad para manejar las circunstancias.
DIOS
LE TRASMITIÓ A JACOB LAS PROMESAS QUE ÉL LE HABÍA HECHO A ABRAHAM E ISAAC.
Génesis 28:13-15
En el sueño, el SEÑOR estaba de
pie junto a él y le decía: «Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu abuelo Abraham y de
tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás
acostado. Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te
extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la
tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. Yo estoy
contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta
tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.»
Dios
continuaba con su plan de enviar al Libertador.
Había
pasado muchos años desde que Dios hizo la primera promesa sobre el Libertador
en el huerto del Edén. Abraham, a quien Dios había
elegido como el antepasado del Libertador, estaba muerto ahora. Pero Dios no se había olvidado de su plan.
Dios le
prometió a Jacob que el Libertador venidero sería uno de sus descendientes. Jacob estaba seguro de que las promesas que Dios le
había hecho a su abuelo Abraham y a su padre Isaac ahora le pertenecían.
Génesis 31:3 Entonces el SEÑOR le dijo a
Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo
estaré contigo.»
Génesis 31:17-18 Entonces Jacob se preparó y
montó a sus hijos y a sus esposas en los camellos, puso en marcha todo su
ganado, junto con todos los bienes que había acumulado en Padán Aram, y se
dirigió hacia la tierra de Canaán, donde vivía su padre Isaac.
Muchos años después Jacob regresó a Canaán, ya casado y con hijos. De regreso, Dios le cambia el nombre de Jacob
(que significa engañador) Por Israel (que significa Dios prevalece).
ISRAEL AMABA A JOSÉ MÁS QUE A SUS OTROS HIJOS
Génesis 37:2-4
Ésta es la historia de Jacob y
su familia. Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus
hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El
joven José solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos
suyos. Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había
tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de
mangas largas. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a
ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.
Cuando los
hermanos de José hacían cosas que estaban mal, José se las decía a su padre
Jacob. Como José era el hijo favorito
de su padre todos sus hermanos mayores lo odiaban.
JOSÉ
ES
ODIADO POR SUS HERMANOS
Génesis 37:11 Sus hermanos le tenían envidia,
pero su padre meditaba en todo esto.
CONSIDEREMOS:
La razón por la que las personas se enojan y se odian unas a otras, es porque cada uno ha nacido separado de Dios, y el corazón de cada persona es malo. Hacemos estas cosas malas y pecaminosas porque nacimos pecadores,
somos descendientes de nuestro padre Adán.
Jeremías
17:9
Nada hay tan engañoso como el
corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?
LOS
SUEÑOS DE JOSÉ
Génesis 37:5-9
Cierto día José tuvo un sueño y,
cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía,
pues les dijo: Préstenme atención, que les voy a contar lo que he
soñado.
Resulta que estábamos todos
nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó
erguida, mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y le
hicieron reverencias. Sus hermanos replicaron: —¿De veras crees que vas a
reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter? Y lo odiaron aún más por los
sueños que él les contaba. Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a
sus hermanos. Les dijo: —Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y
once estrellas me hacían reverencias.
Dios sabía
exactamente qué iba a ocurrir en la familia de José. José no podía ver el
futuro. No sabía cómo iba a cumplirse sus sueños. Pero Dios aclaró que José
sería el líder y gobernador de la familia. Dios conoce el futuro por completo.
JOSÉ ES ECHADO EN UNA CISTERNA
Génesis 37:23-24
Cuando José llegó a donde
estaban sus hermanos, le arrancaron la túnica especial de mangas largas, lo
agarraron y lo echaron en una cisterna que estaba vacía y seca.
JOSÉ ES VENDIDO POR 20
MONEDAS DE PLATA
Y LLEVADO A EGIPTO
Génesis 37:26-28
Entonces Judá les propuso a sus
hermanos: —¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte? En
vez de eliminarlo, vendámoslo a los ismaelitas; al fin de cuentas, es nuestro
propio hermano. Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él, así que cuando
los mercaderes madianitas se acercaron, sacaron a José de la cisterna y se lo
vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Fue así como se
llevaron a José a Egipto.
CONCLUSIÓN:
José, al que Dios le había prometido que sería líder, era ahora un esclavo en Egipto, separado de su familia y de su tierra de su tierra; pero aún en las peores circunstancias de la vida por las que pasemos, podemos descansar en Dios, quien es digno de toda nuestra confianza, porque Él cumple todas y cada una de las promesas que hace.