PANORAMA:
A nuestra sociedad le cuesta
evaluar las debilidades de los hombres sin pensar en el poder y el propósito de
Dios. Pero la Biblia nos brinda un cuadro verdadero de Dios y de los hombres,
hombres que son débiles en sí mismos pero que, por fe, pueden ser usados
poderosamente por nuestro Creador lleno de gracia, soberano y todopoderoso,
Dios.
Muchas personas de nuestra cultura tienen un vago conocimiento de la historia
de Moisés; han escuchado fragmentos, pero nunca han tenido un concepto concreto
acerca del Dios soberano que es, en realidad, el protagonista de esta historia
real y maravillosa.
Este estudio comienza en el
segundo libro de la Biblia: llamado Éxodo. Éxodo significa “salida”, este libro
registra cómo Dios sacó a Su pueblo, los Israelitas, de Egipto. En primer lugar,
recordemos que la Biblia es una historia real.
Los acontecimientos de Génesis y
Éxodo se mencionan muchas veces a través de toda la Biblia tanto en el A.T.
como N.T. En segundo lugar, fijémonos lo que Dios está
haciendo. Aprenderemos mucho en este libro. Así como
nuestras acciones revelan nuestro carácter, las acciones de Dios revelan Su
carácter.
En tercer lugar, recuerden que
Dios es el mismo hoy y en la época en que esta historia tuvo lugar. Él es el
mismo, no cambia nunca. Dios sigue siendo santo, todopoderoso, omnisciente,
fiel y soberano.
ISRAEL
CRECIÓ EN NÚMERO Y RIQUEZA
José, sus hermanos y sus
familias continuaron viviendo en Egipto luego de la muerte de su padre, aunque
la sequía había terminado. No regresaron a la tierra que
Dios le había prometido darles a Abraham, Isaac y Jacob. La Biblia
dice que José y toda su generación murieron en Egipto. Pasaron
alrededor de 350 años desde el momento en que Israel descendió a Egipto hasta
el momento en que se retoma su historia aquí en el libro de Éxodo. Israel
había estado viviendo en Egipto durante todo este tiempo.
Éxodo 1:6-7
Murieron José y sus hermanos
y toda aquella generación.
Sin embargo, los israelitas
tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más
y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.
Los hijos de Israel prosperaban
en Egipto. Su número aumentó rápidamente, también se
hicieron muy ricos. Tenían muchas vacas, cabras y ovejas.
LOS PLANES
MALVADOS DEL NUEVO REY
Éxodo 1:8-11
Pero llegó al poder en
Egipto otro rey que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo:
«¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros! Vamos
a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando
y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se
irán del país.» Fue así como los egipcios
pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron
trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de
almacenaje Pitón y Ramsés.
¿Quién creen que estaba guiando
a Faraón en su plan malvado? Era Satanás.
¿Por qué quería Satanás destruir
a la nación de Israel? Para que No llegara el Libertador. Satanás
sabía que Dios había prometido enviar al Libertador que destruiría a Satanás y
rescataría al hombre de su poder. También sabía que Dios había
prometido que este salvador nacería a través de la nación de Israel. Satanás
sabía que el Libertador venidero iba a ser un descendiente de Abraham. Satanás
quería destruir la nación de Israel, porque eran las personas que Dios había
elegido para llevar a cabo Su plan en el mundo.
Satanás no quería que nadie fuera
rescatado de su poder y del justo juicio de Dios.
EL NACIMIENTO DE MOISÉS Y EL PLAN DE SU MADRE
Éxodo 2:1-4
Hubo un levita que tomó por
esposa a una mujer de su propia tribu. La mujer quedó embarazada y tuvo un
hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses. Cuando ya no
pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y
asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que
había a la orilla del Nilo. Pero la hermana del niño se
quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él.
Los padres de este niño
confiaban en que Dios iba a cuidar a su bebé.
LA HIJA DE FARAÓN
ADOPTÓ A MOISÉS
Éxodo 2: 5-10
En eso, la hija del faraón
bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la
orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y
ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella. Cuando la hija del faraón
abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión, pero
aclaró que se trataba de un niño hebreo.
La hermana del niño preguntó
entonces a la hija del faraón: —¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza
hebrea, para que críe al niño por usted? —Ve a llamarla —contestó. La
muchacha fue y trajo a la madre del niño, y la hija del faraón le dijo:
—Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo. Fue así como la
madre del niño se lo llevó y lo crió.
Ya crecido el niño, se lo
llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso
por nombre Moisés, pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!»
¡Dios usó a la valiente hermana
de Moisés y hasta la hija de Faraón para proteger a Moisés!
Entonces Dios devolvió a Moisés
a su madre para que lo criara hasta que fuera lo suficientemente grande para ir
con la hija de Faraón. Dios planeaba usar a Moisés para rescatar a los
israelitas de la esclavitud. Dios sabía que Moisés iba a
estar más seguro en la casa de Faraón que en cualquier otro lado. También
sabía que Moisés iba a aprender muchas cosas que iban a ser importantes en un
futuro trabajo como líder de su pueblo.
CONSIDEREMOS:
Los escritos egipcios de esta época mencionan que los hijos de
líderes egipcios recibían capacitación en la escritura, la
literatura y también preparación en el liderazgo doméstico y
militar. Seguramente Moisés también recibió
instrucciones en estas áreas al crecer en la casa de Faraón.
Al igual
que en la historia de José, vemos a Dios obrando a través de una
situación adversa para lograr Sus propósitos y
ocasionar
los mejores resultados para Su pueblo. Nadie ni
nada puede impedir que Dios lleve a cabo sus planes. Dios
cumple Sus promesas, aún en situaciones adversas; y obra a través de ellas para
traer el bien a quienes confían en Él.
Dios
cuidaba de su pueblo Israel, aun cuando estaba en esclavitud; y también cuida
de nosotros en la actualidad.
Éxodo 2:11-22 nos relata la esclavitud del pueblo de Israel.
Los Israelitas eran cautivos del
malvado faraón. No podían escapar, Moisés trató de ayudarlos, y fracasó. Ningún ser
humano podía rescatar a este pueblo del gobernante malvado de Egipto. Dios era el
único que podía ayudarlos.
CONSIDEREMOS:
Así como los Israelitas eran cautivos de Faraón, nosotros, nuestros
antepasados y todos nuestros hijos nacemos cautivos de Satanás. No podemos
librarnos de él por nosotros mismos. Ningún maestro, ni predicador nos puede
rescatar; ni ningún otro ser humano puede hacerlo. Solamente Dios puede
rescatarnos de la esclavitud de Satanás.
MOISÉS VIO LA ZARZA ARDIENTE
ÉXODO 3:1-3
Un día en que Moisés estaba
cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las
ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de
Dios. Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció entre las llamas de
una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero
que no se consumía, así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no
se consume la zarza.»
Esta zarza era una zarza común;
lo extraordinario era que la zarza ardiera y no se consumiera. La zarza no
se consumía porque Dios estaba en medio de ella. Nadie puede hacer las cosas que
Dios hace. La zarza ardiente sirvió para hacerle recordar a
Moisés las condiciones terribles en que se encontraba Su pueblo. Israel al
igual que la zarza ardiente, corría peligro de ser totalmente destruidos. Pero, del
mismo modo que Dios estaba en la zarza y no permitía que se consumiera, Él
estaba con Israel, los descendientes de Abraham. Satanás y
Faraón no podían destruir a los Israelitas mientras Dios estuviera con
ellos.
DIOS LE DIO SU MENSAJE A MOISÉS
Éxodo 3:4-6
Cuando el SEÑOR vio que Moisés
se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés, Moisés! —Aquí me tienes
—respondió. —No te acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias,
porque estás pisando tierra santa.
Yo soy el Dios de tu padre.
Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el
rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios.
Moisés no supo que Dios estaba
en la zarza hasta que Dios le habló desde el fuego. Dios le
dijo a Moisés que se quitara los zapatos como una señal de respeto hacia Él,
quien es perfecto y el Creador del universo. Estar descalzo era una señal de
humildad y sumisión. Los esclavos estaban descalzos. Dios le
dijo a Moisés que lo había elegido para liberar a los Israelitas de la
esclavitud de Egipto y llevarlos de nuevo a la tierra que Dios le había dado a
Abraham.
“YO
SOY”
Éxodo 3:13 y 14
Pero Moisés insistió:
—Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El Dios de sus
antepasados me ha enviado a ustedes.” ¿Qué les respondo si me preguntan: “¿Y
cómo se llama?” —Yo soy el que soy —respondió Dios a Moisés—. Y esto es lo
que tienes que decirles a los israelitas: “Yo soy me ha enviado a
ustedes.”
Moisés no
estaba convencido todavía. Su propio
pueblo, los Israelitas, lo habían rechazado cuando había tratado de ayudarlo
antes. Moisés se preguntaba si le
creerían cuando regresara, y les dijera que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob
lo había enviado para rescatarlos de la esclavitud.
CONSIDEREMOS: En la época en que se escribió la Biblia los
nombres tenían significados. Moisés significa “sacado de las aguas” porque la
hija de Faraón lo había sacado del agua cuando lo encontró. Pero ¿cómo podía Dios ponerse
sólo uno o dos nombres? Era imposible, porque Dios es muy grande. Él es el
Creador poderoso, el que todo lo ve, el que todo lo sabe, el que todo lo puede,
el fiel e inmutable, el juez poderoso y el vengador de toda la maldad, el
Salvador amoroso, bondadoso y lleno de gracia, el único que puede brindar un
camino para salvar a los hombres de Satanás, del pecado y de la muerte.
¿Qué nombre podía ponerse Dios, que trasmitiera a los Israelitas todas
las cosas que hay que saber sobre Él? Era imposible, Dios le dijo a Moisés que
le dijera a Israel que “YO SOY” lo había mandado. Este nombre, “YO SOY” incluye
tantas cosas que no podemos entenderlo completamente. Significa que Dios
es el que existe por sí mismo. Recordemos las primeras palabras de la Biblia:
En el principio creó Dios. Dios ya estaba allí en el principio, Él
no tuvo principio y no tendrá fin. Nunca dependió ni dependerá de nadie. Sin embargo,
todos dependemos de Él por completo. Él tiene dominio sobre toda la tierra y lo
que Él creó. Todas las cosas están bajo su control. Él es el gran “YO SOY” es
superior a todo.
Nuestra respuesta al gran “YO SOY” debiera ser: “¡Sí, Señor! ¡TU
ERES!”
Faraón, los
egipcios y hasta Satanás mismo no pudieron retener al pueblo de Dios cuando el
Señor, el gran “YO SOY”, decidió rescatarlos.
Éxodo 3:15-18
Además, Dios le dijo a
Moisés: —Diles esto a los israelitas: “El SEÑOR, el Dios de sus antepasados, el
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes. Éste es mi
nombre eterno; éste es mi nombre por todas las generaciones.” Y tú, anda y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El SEÑOR, el Dios
de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y
me dijo: ‘Yo he estado pendiente de ustedes. He visto cómo los han maltratado
en Egipto. Por eso me propongo sacarlos de su opresión en Egipto y
llevarlos al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y
jebuseos. ¡Es una tierra donde abundan la leche y la miel!’” Los ancianos
de Israel te harán caso. Entonces ellos y tú se presentarán ante el rey de
Egipto y le dirán: “El SEÑOR, Dios de los hebreos, ha venido a nuestro
encuentro. Déjanos hacer un viaje de tres días al desierto, para ofrecerle
sacrificios al SEÑOR nuestro Dios.”
DIOS SABÍA LO QUE EL REY IBA A HACER.
Éxodo 3:19-20
Yo sé bien que el rey de
Egipto no va a dejarlos ir, a no ser por la fuerza. Entonces manifestaré
mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las maravillas que
realizaré entre ellos. Después de eso el faraón los dejará ir.
Dios sabía
exactamente cómo iba a reaccionar el rey de Egipto. Dios conoce nuestros pensamientos, palabras y
acciones, aún antes de que las pensemos, las digamos y las hagamos. Él sabe todo sobre nosotros, desde el nacimiento
hasta la muerte y aún después de la muerte.
Salmos 139:1-6; 13,16
SEÑOR, tú me examinas, tú me
conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me
lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis
caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando
tú, SEÑOR, ya la sabes toda. Tu protección me envuelve por completo; me
cubres con la palma de tu mano. Conocimiento tan maravilloso rebasa mi
comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo. Tú creaste mis
entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.
Tus ojos vieron mi cuerpo en
gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban
diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
DIOS PUSO A AARÓN COMO AYUDANTE
DE MOISÉS
Éxodo 4.13
—SEÑOR—insistió Moisés—, te
ruego que envíes a alguna otra persona.
Moisés le
dijo al Señor que enviara a alguien más adecuado que él.
Éxodo 4: 14-17
Entonces el SEÑOR ardió en
ira contra Moisés y le dijo: —¿Y qué hay de tu hermano Aarón, el levita? Yo sé
que él es muy elocuente. Además, ya ha salido a tu encuentro, y cuando te vea
se le alegrará el corazón.
Tú hablarás con él y le
pondrás las palabras en la boca; yo los ayudaré a hablar, a ti y a él, y les
enseñaré lo que tienen que hacer. Él hablará por ti al pueblo, como si tú
mismo le hablaras, y tú le hablarás a él por mí, como si le hablara yo
mismo. Pero no te olvides de llevar contigo esta vara, porque con ella
harás señales milagrosas.
El Señor
estaba frustrado con Moisés por seguir poniendo excusas para no obedecer; pero
le prometió enviar a Aarón, el hermano mayor de Moisés, para ayudarlo.
MOISÉS
OBEDECIÓ AL SEÑOR
Éxodo 4:18-20
Moisés se fue de allí y
volvió a la casa de Jetro, su suegro. Al llegar le dijo: —Debo marcharme.
Quiero volver a Egipto, donde están mis hermanos de sangre. Voy a ver si
todavía viven. —Anda, pues; que te vaya bien —le contestó Jetro. Ya en
Madián el SEÑOR le había dicho a Moisés: «Vuelve a Egipto, que ya han muerto
todos los que querían matarte.» Así que Moisés tomó a su mujer y a sus
hijos, los montó en un asno y volvió a Egipto. En la mano llevaba la vara de
Dios.
El Señor le
aseguro a Moisés que el rey y todos los que antes habían planeado dañarlo ahora
estaban muertos.
Sin duda
esto animó a Moisés porque finalmente salió para Egipto.
EL SEÑOR ENVIÓ A AARÓN A
ENCONTRARSE CON MOISÉS
Éxodo 4:27-28
Y Jehová dijo a Aarón: Ve a
recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le
besó.
Entonces contó Moisés a
Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le
había dado.
El Señor
cumplió su promesa que le hizo a Moisés y envió a su hermano mayor Aarón, para
encontrarse con él. Aarón iba acompañar y ayudar a
Moisés cuando se encontrara con el Faraón, para que liberara a los Israelitas. Moisés y Aarón regresaron a Egipto, juntos convocaron
a los Israelitas y les dijeron lo que el Señor le había dicho a
Moisés.
ISRAEL CREYÓ QUE EL SEÑOR HABÍA
ENVIADO A MOISÉS
Éxodo 4:29-31
Luego Moisés y Aarón
reunieron a todos los ancianos israelitas, y Aarón, además de repetirles
todo lo que el SEÑOR le había dicho a Moisés, realizó también las señales a la
vista del pueblo, con lo que el pueblo creyó. Y al oír que el SEÑOR había
estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se
inclinaron y adoraron al SEÑOR.
Los
Israelitas creyeron la palabra de Dios que recibieron a través de Moisés. El pueblo estaba agradecido porque el Señor había
escuchado su clamor del rescate de los egipcios.
CONSIDEREMOS: Los Israelitas fueron
sabios al escuchar y creer el mensaje de Dios por medio de Moisés.
Cuando no creemos la palabra del Señor lo estamos llamando mentiroso. El
Señor es incapaz de ayudar a los que se niegan a creer su Palabra.
CONCLUSIÓN:
Lo que
hemos estudiado, es mucho más que una historia sobre un hombre llamado Moisés. También es parte del trasfondo del plan de Dios de
enviar un Libertador para la humanidad. Es la historia de Dios, Él sabía exactamente lo que le estaba ocurriendo a
Israel, e iba a rescatarlos a ellos, y por último, a través de ellos a usted y
a mí.