ESTUDIO BÍBLICO EN ORDEN CRONOLÓGICO

LECCIONES Y PODCASTS DISPONSIBLES

Dios preservó a Israel durante la esclavitud en Egipto

PANORAMA:

A nuestra sociedad le cuesta evaluar las debilidades de los hombres sin pensar en el poder y el propósito de Dios. Pero la Biblia nos brinda un cuadro verdadero de Dios y de los hombres, hombres que son débiles en sí mismos pero que, por fe, pueden ser usados poderosamente por nuestro Creador lleno de gracia, soberano y todopoderoso, Dios.
Muchas personas de nuestra cultura tienen un vago conocimiento de la historia de Moisés; han escuchado fragmentos, pero nunca han tenido un concepto concreto acerca del Dios soberano que es, en realidad, el protagonista de esta historia real y maravillosa.   



Este estudio comienza en el segundo libro de la Biblia: llamado Éxodo. Éxodo significa “salida”, este libro registra cómo Dios sacó a Su pueblo, los Israelitas, de Egipto. En primer lugar, recordemos que la Biblia es una historia real.

Los acontecimientos de Génesis y Éxodo se mencionan muchas veces a través de toda la Biblia tanto en el A.T. como N.T. En segundo lugar, fijémonos lo que Dios está haciendo. Aprenderemos mucho en este libro. Así como nuestras acciones revelan nuestro carácter, las acciones de Dios revelan Su carácter.

En tercer lugar, recuerden que Dios es el mismo hoy y en la época en que esta historia tuvo lugar. Él es el mismo, no cambia nunca. Dios sigue siendo santo, todopoderoso, omnisciente, fiel y soberano.

ISRAEL CRECIÓ EN NÚMERO Y RIQUEZA

José, sus hermanos y sus familias continuaron viviendo en Egipto luego de la muerte de su padre, aunque la sequía había terminado. No regresaron a la tierra que Dios le había prometido darles a Abraham, Isaac y Jacob. La Biblia dice que José y toda su generación murieron en Egipto. Pasaron alrededor de 350 años desde el momento en que Israel descendió a Egipto hasta el momento en que se retoma su historia aquí en el libro de Éxodo. Israel había estado viviendo en Egipto durante todo este tiempo.

 

Éxodo 1:6-7

Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación. 

Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.

Los hijos de Israel prosperaban en Egipto. Su número aumentó rápidamente, también se hicieron muy ricos. Tenían muchas vacas, cabras y ovejas.

 

LOS PLANES MALVADOS DEL NUEVO REY

 

Éxodo 1:8-11

Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo: «¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros! Vamos a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se irán del país.»  Fue así como los egipcios pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de almacenaje Pitón y Ramsés. 

 

¿Quién creen que estaba guiando a Faraón en su plan malvado? Era Satanás.

¿Por qué quería Satanás destruir a la nación de Israel? Para que No llegara el Libertador. Satanás sabía que Dios había prometido enviar al Libertador que destruiría a Satanás y rescataría al hombre de su poder. También sabía que Dios había prometido que este salvador nacería a través de la nación de Israel. Satanás sabía que el Libertador venidero iba a ser un descendiente de Abraham. Satanás quería destruir la nación de Israel, porque eran las personas que Dios había elegido para llevar a cabo Su plan en el mundo.

 

Satanás no quería que nadie fuera rescatado de su poder y del justo juicio de Dios.


EL NACIMIENTO DE MOISÉS Y EL PLAN DE SU MADRE

 

Éxodo 2:1-4


Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu. La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses. Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo.  Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él. 

 

Los padres de este niño confiaban en que Dios iba a cuidar a su bebé.


        LA HIJA DE FARAÓN  ADOPTÓ A MOISÉS

 

Éxodo 2: 5-10

En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella. Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión, pero aclaró que se trataba de un niño hebreo. 

La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón: —¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted? —Ve a llamarla —contestó. La muchacha fue y trajo a la madre del niño, y la hija del faraón le dijo: —Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo. Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió. 

Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés, pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!» 

 

 

¡Dios usó a la valiente hermana de Moisés y hasta la hija de Faraón para proteger a Moisés!

Entonces Dios devolvió a Moisés a su madre para que lo criara hasta que fuera lo suficientemente grande para ir con la hija de Faraón. Dios planeaba usar a Moisés para rescatar a los israelitas de la esclavitud. Dios sabía que Moisés iba a estar más seguro en la casa de Faraón que en cualquier otro lado. También sabía que Moisés iba a aprender muchas cosas que iban a ser importantes en un futuro trabajo como líder de su pueblo.

 

CONSIDEREMOS: 

Los escritos egipcios de esta época mencionan que los hijos de líderes egipcios recibían capacitación en la escritura, la 

literatura y también preparación en el liderazgo doméstico y militar. Seguramente Moisés también recibió 

instrucciones en estas áreas al crecer en la casa de Faraón.



Al igual que en la historia de José, vemos a Dios obrando a través de una situación adversa para lograr Sus propósitos y 

ocasionar los mejores resultados para Su pueblo. Nadie ni nada puede impedir que Dios lleve a cabo sus planes. Dios cumple Sus promesas, aún en situaciones adversas; y obra a través de ellas para traer el bien a quienes confían en Él.

Dios cuidaba de su pueblo Israel, aun cuando estaba en esclavitud; y también cuida de nosotros en la actualidad.

 

Éxodo 2:11-22 nos relata la esclavitud del pueblo de Israel.

 

Los Israelitas eran cautivos del malvado faraón. No podían escapar, Moisés trató de ayudarlos, y fracasó. Ningún ser humano podía rescatar a este pueblo del gobernante malvado de Egipto. Dios era el único que podía ayudarlos.

 

CONSIDEREMOS: 

Así como los Israelitas eran cautivos de Faraón, nosotros, nuestros antepasados y todos nuestros hijos nacemos cautivos de Satanás. No podemos librarnos de él por nosotros mismos. Ningún maestro, ni predicador nos puede rescatar; ni ningún otro ser humano puede hacerlo. Solamente Dios puede rescatarnos de la esclavitud de Satanás.        


MOISÉS  VIO  LA ZARZA  ARDIENTE


ÉXODO 3:1-3

Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza.» 


Esta zarza era una zarza común; lo extraordinario era que la zarza ardiera y no se consumiera. La zarza no se consumía porque Dios estaba en medio de ella. Nadie puede hacer las cosas que Dios hace. La zarza ardiente sirvió para hacerle recordar a Moisés las condiciones terribles en que se encontraba Su pueblo. Israel al igual que la zarza ardiente, corría peligro de ser totalmente destruidos. Pero, del mismo modo que Dios estaba en la zarza y no permitía que se consumiera, Él estaba con Israel, los descendientes de Abraham. Satanás y Faraón  no podían destruir a los Israelitas mientras Dios estuviera con ellos.


DIOS LE DIO SU MENSAJE A MOISÉS

 

     Éxodo 3:4-6

Cuando el SEÑOR vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés, Moisés! —Aquí me tienes —respondió. —No te acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. 

Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios. 

 

Moisés no supo que Dios estaba en la zarza hasta que Dios le habló desde el fuego. Dios le dijo a Moisés que se quitara los zapatos como una señal de respeto hacia Él, quien es perfecto y el Creador del universo. Estar descalzo era una señal de humildad y sumisión. Los esclavos estaban descalzos. Dios le dijo a Moisés que lo había elegido para liberar a los Israelitas de la esclavitud de Egipto y llevarlos de nuevo a la tierra que Dios le había dado a Abraham.


“YO SOY”

Éxodo 3:13 y 14

Pero Moisés insistió: —Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes.” ¿Qué les respondo si me preguntan: “¿Y cómo se llama?” —Yo soy el que soy —respondió Dios a Moisés—. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “Yo soy me ha enviado a ustedes.” 

 

Moisés no estaba convencido todavía. Su propio pueblo, los Israelitas, lo habían rechazado cuando había tratado de ayudarlo antes. Moisés se preguntaba si le creerían cuando regresara, y les dijera que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob lo había enviado para rescatarlos de la esclavitud.

 


 

CONSIDEREMOS:  En la época en que se escribió la Biblia los nombres tenían significados. Moisés significa “sacado de las aguas” porque la hija de Faraón lo había sacado del agua cuando lo encontró. Pero ¿cómo podía Dios ponerse sólo uno o dos nombres? Era imposible, porque Dios es muy grande. Él es el Creador poderoso, el que todo lo ve, el que todo lo sabe, el que todo lo puede, el fiel e inmutable, el juez poderoso y el vengador de toda la maldad, el Salvador amoroso, bondadoso y lleno de gracia, el único que puede brindar un camino para salvar a los hombres de Satanás, del pecado y de la muerte.

¿Qué nombre podía ponerse Dios, que trasmitiera a los Israelitas todas las cosas que hay que saber sobre Él? Era imposible, Dios le dijo a Moisés que le dijera a Israel que “YO SOY” lo había mandado. Este nombre, “YO SOY” incluye tantas cosas que no podemos entenderlo completamente.  Significa que Dios es el que existe por sí mismo. Recordemos las primeras palabras de la Biblia: En el principio creó Dios.   Dios ya estaba allí en el principio, Él no tuvo principio y no tendrá fin. Nunca dependió ni dependerá de nadie. Sin embargo, todos dependemos de Él por completo. Él tiene dominio sobre toda la tierra y lo que Él creó. Todas las cosas están bajo su control. Él es el gran “YO SOY” es superior a todo.

Nuestra respuesta al gran “YO SOY” debiera ser: “¡Sí, Señor!   ¡TU ERES!”

 

Faraón, los egipcios y hasta Satanás mismo no pudieron retener al pueblo de Dios cuando el Señor, el gran “YO SOY”, decidió rescatarlos.

 

Éxodo 3:15-18 

Además, Dios le dijo a Moisés: —Diles esto a los israelitas: “El SEÑOR, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes. Éste es mi nombre eterno; éste es mi nombre por todas las generaciones.”  Y tú, anda y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El SEÑOR, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ‘Yo he estado pendiente de ustedes. He visto cómo los han maltratado en Egipto. Por eso me propongo sacarlos de su opresión en Egipto y llevarlos al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. ¡Es una tierra donde abundan la leche y la miel!’” Los ancianos de Israel te harán caso. Entonces ellos y tú se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El SEÑOR, Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Déjanos hacer un viaje de tres días al desierto, para ofrecerle sacrificios al SEÑOR nuestro Dios.” 


DIOS  SABÍA  LO  QUE  EL REY IBA  A  HACER.

 

Éxodo 3:19-20

Yo sé bien que el rey de Egipto no va a dejarlos ir, a no ser por la fuerza. Entonces manifestaré mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las maravillas que realizaré entre ellos. Después de eso el faraón los dejará ir. 

 

Dios sabía exactamente cómo iba a reaccionar el rey de Egipto. Dios conoce nuestros pensamientos, palabras y acciones, aún antes de que las pensemos, las digamos y las hagamos. Él sabe todo sobre nosotros, desde el nacimiento hasta la muerte y aún después de la muerte.  

 

Salmos 139:1-6; 13,16 

SEÑOR, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, SEÑOR, ya la sabes toda. Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo. Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. 

Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. 


DIOS PUSO A AARÓN COMO AYUDANTE DE MOISÉS

 

Éxodo 4.13

—SEÑOR—insistió Moisés—, te ruego que envíes a alguna otra persona. 

 

Moisés le dijo al Señor que enviara a alguien más adecuado que él.

 

Éxodo 4: 14-17

Entonces el SEÑOR ardió en ira contra Moisés y le dijo: —¿Y qué hay de tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él es muy elocuente. Además, ya ha salido a tu encuentro, y cuando te vea se le alegrará el corazón. 

Tú hablarás con él y le pondrás las palabras en la boca; yo los ayudaré a hablar, a ti y a él, y les enseñaré lo que tienen que hacer. Él hablará por ti al pueblo, como si tú mismo le hablaras, y tú le hablarás a él por mí, como si le hablara yo mismo. Pero no te olvides de llevar contigo esta vara, porque con ella harás señales milagrosas. 

 

El Señor estaba frustrado con Moisés por seguir poniendo excusas para no obedecer; pero le prometió enviar a Aarón, el hermano mayor de Moisés, para ayudarlo.

 

MOISÉS OBEDECIÓ AL SEÑOR

 

Éxodo 4:18-20

Moisés se fue de allí y volvió a la casa de Jetro, su suegro. Al llegar le dijo: —Debo marcharme. Quiero volver a Egipto, donde están mis hermanos de sangre. Voy a ver si todavía viven. —Anda, pues; que te vaya bien —le contestó Jetro. Ya en Madián el SEÑOR le había dicho a Moisés: «Vuelve a Egipto, que ya han muerto todos los que querían matarte.» Así que Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los montó en un asno y volvió a Egipto. En la mano llevaba la vara de Dios. 

 

El Señor le aseguro a Moisés que el rey y todos los que antes habían planeado dañarlo ahora estaban muertos.

Sin duda esto animó a Moisés porque finalmente salió para Egipto.

 

EL SEÑOR ENVIÓ A AARÓN A ENCONTRARSE CON MOISÉS

Éxodo 4:27-28

Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó.

Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había dado.

 

El Señor cumplió su promesa que le hizo a Moisés y envió a su hermano mayor Aarón, para encontrarse con él.  Aarón iba acompañar y ayudar a Moisés cuando se encontrara con el Faraón, para que liberara a los Israelitas. Moisés y Aarón regresaron a Egipto, juntos convocaron a los Israelitas y les dijeron lo que el Señor le había dicho a Moisés.  

 

 

ISRAEL CREYÓ QUE EL SEÑOR HABÍA ENVIADO A MOISÉS

 

Éxodo 4:29-31

Luego Moisés y Aarón reunieron a todos los ancianos israelitas, y Aarón, además de repetirles todo lo que el SEÑOR le había dicho a Moisés, realizó también las señales a la vista del pueblo, con lo que el pueblo creyó. Y al oír que el SEÑOR había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se inclinaron y adoraron al SEÑOR.

 

Los Israelitas creyeron la palabra de Dios que recibieron a través de Moisés. El pueblo estaba agradecido porque el Señor había escuchado su clamor del rescate de los egipcios.


CONSIDEREMOS:  Los Israelitas fueron sabios al escuchar y creer el mensaje de Dios por medio de Moisés.

Cuando no creemos la palabra del Señor lo estamos llamando mentiroso. El Señor es incapaz de ayudar a los que se niegan a creer su Palabra. 


CONCLUSIÓN:

Lo que hemos estudiado, es mucho más que una historia sobre un hombre llamado Moisés. También es parte del trasfondo del plan de Dios de enviar un Libertador para la humanidad. Es la historia de Dios, Él sabía exactamente lo que le estaba ocurriendo a Israel, e iba a rescatarlos a ellos, y por último, a través de ellos a usted y a mí.