PANORAMA:
El capítulo 8 del libro de Hechos de los Apóstoles comienza con la historia de un joven judío llamado Saulo. Él fue el hombre que cuidó las ropas de los que apedrearon y mataron a Esteban.
Solo Dios tiene el
poder para cambiar la mente de una persona para que se convierta de sus malos caminos; esto
ocurre cuando tenemos un encuentro con Él.
SAULO EL PERSEGUIDOR:
Hechos 8:1-3
Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. [2]Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. [3] Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.
Saulo no creía que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios y el Salvador prometido. Tampoco les creía a los cristianos cuando decían que Dios había resucitado a Jesús de entre los muertos. Saulo creía que los cristianos eran engañadores que estaban llevando a la gente a confiar en Jesús de Nazaret. Además, proclamaba que Jesús era un mentiroso y que había hablado cosas malas acerca del Dios de Abraham, Isaac y Jacob cuando dijo que era el Hijo de Dios. Saulo pensaba que amaba al Dios de sus antepasados, y por consiguiente sentía que era su deber castigar, y aun matar, a estos seguidores de Jesús de Nazaret.
LOS CREYENTES ESPARCIDOS, LA DIÁSPORA:
Los principales esfuerzos de Saulo para destruir a los seguidores de Jesús se centraron en Jerusalén. Por consiguiente, muchos creyentes dejaron Jerusalén y fueron a vivir en otros pueblos y ciudades. Dondequiera que iban, testificaban a otros acerca de Jesús, tal como Él les había dicho.
Hechos
8: 4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el
evangelio.
CONSIDEREMOS:
El vocablo “Diáspora” proviene directamente del griego diasporá, que significa “dispersión”. Con este término se conoce la disgregación voluntaria del pueblo judío fuera de las fronteras de Palestina. La diáspora judía comenzó en 586 a.C. con la destrucción del Primer Templo de Jerusalén por los babilonios y la consiguiente deportación del pueblo judío a Babilonia. Sin su templo y lejos de su tierra, la comunidad judía tuvo que aprender a mantener viva su fe y cultura en medio de entornos extranjeros.
Antes de volver al Cielo, Jesús dijo a los apóstoles que, cuando el Espíritu Santo viniera a vivir en todos los creyentes, deberían testificar de Él en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra. Felipe obedeció este mandato y llevó el mensaje acerca del Salvador a la gente de Samaria.
Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Felipe, fue uno de los hombres que dejó Jerusalén en este tiempo, y quien formaba parte del grupo de los siete escogidos para servir a la iglesia, junto con Esteban.
Hechos
8: 5
Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a
Cristo.
Hechos 1: 6-8
Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? [7]Y les dijo: No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; [8]pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra,
LA CONVERSIÓN DE SAULO:
Al mismo
tiempo, Saulo continuaba persiguiendo a los seguidores de Jesús en Jerusalén.
Cuando se dio cuenta que muchos de ellos habían escapado a otros lugares y que
estaban hablando a la gente acerca de Jesús, decidió seguirlos, arrestarlos y
llevarlos de regreso a Jerusalén para ser enjuiciados y castigados.
Hechos
9:1-2
Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos
del Señor, vino al sumo sacerdote, [2] y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este
Camino, los trajese presos a Jerusalén.
CONSIDEREMOS:
¿Ustedes
creen que Saulo era un hombre muy malo? ¿Creen que había alguna posibilidad de
que él pudiera darse cuenta de su pecaminosidad y confiara en Jesús como su
Salvador? ¿Quién creen ustedes que es la persona con menos posibilidad de
aceptar su pecaminosidad y confiar en el Señor Jesús en este lugar? Estoy
seguro que si les hubiesen preguntado a los creyentes en Jerusalén, ellos
habrían respondido: “¡Saulo!”.
No debemos temer
testificar a los que odian la Palabra de Dios y hablan en contra de ella. Si
ellos creen, Dios puede cambiarlos, así como cambió a Saulo el perseguidor.
Lucas, el autor del libro de los Hechos, nos cuenta que Saulo vio a Jesús. El rostro de Jesús brillaba más que el sol a pleno mediodía.
Ahora que el Señor Jesús está otra vez en el
Cielo con Su Padre, Su divinidad resplandece, así que Su rostro brilla
con más luz que el sol. Ésta fue la visión del Señor Jesús que cegó a Saulo y
también cambió su vida.
Hechos
9:3-9
[3]Mas yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de
Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; [4]y
cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? [5]Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a
quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. [6] Él,
temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Y el Señor le
dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. [7]Y
los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz,
mas sin ver a nadie. [8]Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo
los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en
Damasco, [9] donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
Saulo ahora tenía la certeza que Jesús de Nazaret había resucitado
de entre los muertos y que era verdaderamente el Hijo de Dios y el Salvador
prometido desde tiempos antiguos.
ANANÍAS FUE ENVIADO A SAULO:
Saulo estuvo ciego y no comió ni bebió durante tres días.
¡Qué diferente era Saulo ahora, hace unos
días atrás era un hombre orgulloso y jactancioso!
Hechos
9:10-19
Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor
dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. [11]Y el Señor
le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de
Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, [12]y ha
visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos
encima para que recobre la vista. [13]Entonces Ananías respondió: Señor,
he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en
Jerusalén; [14]y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes
para prender a todos los que invocan tu nombre. [15]El Señor le dijo: Ve,
porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de
los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; [16]porque yo le
mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. [17]Fue entonces
Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo,
el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado
para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. [18]Y al
momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y
levantándose, fue bautizado. [19]Y habiendo tomado alimento, recobró
fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en
Damasco.
CONSIDEREMOS:
No es de extrañar que
Ananías estuviera temeroso. ¿No lo hubiéramos estado nosotros también? Yo sí. Jesús
le dijo a Ananías que había escogido a Saulo para convertirlo en un servidor
especial a quien usaría para ser su representante ante los gentiles, ante reyes
y también ante los judíos. El plan de Dios para la vida de Saulo era que se
convirtiera en uno de Sus más grandes y útiles apóstoles.
¿Obedeció Ananías al
Señor y fue a Saulo? Sí, a pesar de los temores humanos que tenía, le creyó a
Dios y le obedeció.
A veces podemos ser
como Ananías y asustarnos cuando el Señor nos dice algo que quiere que hagamos.
Sin embargo, aunque estemos asustados, debemos confiar en el Señor y hacer lo
que Él nos manda y dejarnos guiar por Él. Seguramente Ananías siempre recordaría
con gratitud que obedeció al Señor y fue a ver a Saulo. Así, como Dios le dijo
a Ananías, Pablo fue usado por Dios para
hablarles a las personas en muchos países acerca de Jesús, el Salvador.
MINISTERIO DE SAULO:
Saulo no solamente
comenzó a reunirse con los otros creyentes en Damasco, sino también comenzó a
testificar a sus colegas anteriores, que aún no creían y odiaban a todos los
seguidores de Jesús. Saulo conocía muy bien el Antiguo Testamento, porque,
antes de creer que Jesús era el Salvador, lo había estudiado con el hombre que
era considerado como el mejor maestro judío. Él mismo había sido un maestro del
Antiguo Testamento. Saulo recordó a los judíos en Damasco todas las cosas que
fueron predichas acerca del Salvador en el Antiguo Testamento. Luego les
explicó que todas estas profecías fueron cumplidas a través de Jesús de Nazaret.
Lo hizo para probarles que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios y el Salvador
prometido desde mucho antes.
Hechos
9:20-22.
En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el
Hijo de Dios. [21]Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No
es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso
vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? [22]Pero
Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco,
demostrando que Jesús era el Cristo.
CONCLUSIÓN:
Solo Dios tiene el poder para convertir un corazón
de piedra en uno de carne, sensible y amoroso. Saulo, el líder en la
persecución de las iglesias se había convertido en un siervo del Señor Jesús.
Los creyentes en las iglesias de Judea, Samaria y
Galilea estuvieron libres de persecución por un tiempo. Los apóstoles les
enseñaron la Palabra de Dios, de modo que crecieron en su conocimiento de la
voluntad de Dios y fueron fortalecidos en su fe. Por la reverencia que tenían
al Señor le obedecieron. Fueron animados y fortalecidos por el Espíritu Santo,
quien estaba viviendo en ellos. Muchas otras personas creyeron la Palabra de
Dios y confiaron en el Señor Jesús como su Salvador.