PANORAMA:
Antes que Jesús volviera al Cielo,
prometió a los discípulos que cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos,
serían Sus testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la
tierra. Hasta ahora, en el libro de Hechos, el doctor Lucas nos ha narrado como
el Espíritu Santo usó a los apóstoles y a otros creyentes para hablar acerca de
Jesús el Salvador en Jerusalén, Judea, Samaria, Damasco, Galilea y Antioquía. Hoy
veremos la historia de cómo el Espíritu Santo usó a Saulo y sus compañeros para
llevar las Buenas Nuevas del Señor Jesucristo a muchos otros países vecinos de
la tierra de Israel.
BERNABÉ
Y SAULO EN SU PRIMER VIAJE MISIONERO:
La historia comienza
en Antioquía donde Saulo, Bernabé y otros hombres estaban enseñando a la nueva
iglesia.
Hechos
13:1-3
Había entonces en
la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que
se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con
Herodes el tetrarca, y Saulo. [2]Ministrando estos al Señor, y ayunando,
dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he
llamado. [3]Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y
los despidieron.
Algunos de estos
hombres eran profetas y otros maestros. Los profetas en la Iglesia primitiva
eran un tipo especial de maestro. Eran hombres y mujeres a quienes el Espíritu
Santo daba las enseñanzas que el Señor quería que Sus hijos supieran. Una
persona podía ser profeta solamente si Dios le daba esta habilidad. El Espíritu
Santo a través de estos profetas, dio mensajes particulares para individuos
específicos, pero también instrucciones generales para toda la iglesia. Cuando
los profetas hablaban los mensajes de Dios a la iglesia, el Espíritu Santo
guiaba sus palabras de modo que todo lo que decían era exactamente lo que Dios
quería que dijeran.
1ª. Corintios 2:3
hablamos, no con palabras enseñadas
por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo
espiritual a lo espiritual.
Las cosas que el Señor reveló a los profetas están
escritas ahora, junto con las palabras de los apóstoles, en la Biblia, como el
mensaje de Dios para nosotros, Su Iglesia.
CONSIDEREMOS:
En la actualidad no hay más profetas que revelen nuevas profecías, en ninguna parte del mundo; porque ya todo lo que Dios nos quería comunicar, está escrito en Su Palabra, la Biblia. El Espíritu Santo terminó de decir a los apóstoles y profetas en la Iglesia primitiva todo lo que el Señor Jesús quiere que Su pueblo sepa hasta que venga nuevamente a llevarnos a vivir con Él en el Cielo.
Podemos ampliar este tema dando click sobre este link: La Biblia es la Palabra de Dios, 2a. Lección de nuestro estudio cronológico.
Apocalipsis 20:18-19
Yo testifico a todo aquel que oye las
palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios
traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. [19]Y si
alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su
parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro.
BERNABÉ Y SAULO SON COMISIONADOS:
Bernabé y Saulo
estaban ocupados en su propia iglesia cuando el Señor les dijo que fueran y
enseñaran a los que nunca habían oído.
Así como Bernabé y Saulo fueron fieles en la obra que el Señor les pidió hacer en Antioquía. Como el Espíritu Santo había escogido a Bernabé y a Saulo para hacer esta obra misionera, la iglesia se reunió, y los líderes colocaron sus manos sobre estos dos hombres para mostrar que los líderes y la iglesia estaban completamente de acuerdo con que ellos predicaran a las personas que nunca habían oído el Evangelio. La iglesia también estaba indicando que oraría por ellos y los apoyaría en su obra. La obra no era solamente de Bernabé y Saulo sino también la de toda la iglesia de Antioquía. Ellos estaban representando a toda la iglesia. El Espíritu Santo llamó y envió a Bernabé y a Saulo, y la iglesia reconoció este llamamiento, cooperando con la obra del Espíritu.
Hechos 13:4-6,13,14 y 52;
Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a
Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
[5]Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas
de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. [6]Y habiendo atravesado
toda la isla hasta Pafos.. [13]Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus
compañeros arribaron a Perge de Panfilia.
Hechos
14:6,7 y 21
huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, [7]y allí predicaban el evangelio…[21] Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía.
BERNABÉ Y PABLO EN ICONIO, LISTRA Y DERBE
Este primer viaje fue iniciado por el Espíritu Santo para Pablo y Bernabé. entre los años 47 a 48 d. C. Saliendo desde Antioquía de Siria. Durante su primera misión, Pablo y Bernabé enseñaron a los judíos que Cristo era descendiente de David. Pablo ofreció el Evangelio primero a Israel, luego a los gentiles. Él y Bernabé fueron perseguidos y expulsados. Después de pasar por muchas experiencias buenas y malas como le ocurrió a Pablo, que lo apedrearon y lo dejaron casi muerto, pero Bernabé lo atendió y luego se prepararon para su siguiente viaje.
Hechos
14:19-23
Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron
a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad,
pensando que estaba muerto. [20]Pero rodeándole los discípulos, se levantó
y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. [21]Y
después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos,
volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, [22]confirmando los ánimos de
los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de
Dios. [23]Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con
ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Pablo y Bernabé asignaron hombres como ancianos en cada iglesia. Estos hombres tenían la responsabilidad de enseñar, guiar y animar a los creyentes, como hicieron los apóstoles originalmente en la iglesia de Jerusalén y como Bernabé, Pablo y otros hicieron en la iglesia de Antioquía.
El trabajo de los
ancianos es muy importante, pero también es muy difícil. Por lo tanto, los
ancianos de la iglesia deben ser hombres preparados, equipados y controlados
por el Señor.
BERNABÉ Y
PABLO REGRESAN A ANTIOQUÍA DE SIRIA
Hechos
14:24-28
Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. [25]Y habiendo
predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. [26]De allí
navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios
para la obra que habían cumplido. [27]Y habiendo llegado, y reunido a la
iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había
abierto la puerta de la fe a los gentiles. [28]Y se quedaron allí mucho
tiempo con los discípulos.
Pablo y Bernabé informaron a la iglesia que los había enviado, todo lo que el Espíritu Santo había hecho a través de ellos. Hay que recalcar que su viaje de regreso tiene como punto final Antioquía de Siria, “de donde los habían enviado”. Esto muestra que la misión que acababan de completar la llevaron a cabo como miembros y en nombre de aquella Iglesia. El informe que dan a su llegada subraya que todo lo realizado era obra de Dios y que era el mismo Dios quien había dispuesto las cosas para que los gentiles se abrieran a la fe. La misión entre los gentiles no fue una acción caprichosa por parte de Pablo y su equipo misionero.
CONCLUSIÓN:
El Espíritu Santo
puso en las mentes y corazones de Bernabé y Saulo el deseo de obedecer el
mandamiento de Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura”. Éste es el mandamiento que el Señor Jesús dio a todos Sus discípulos
antes de volver al Cielo. Si somos fieles en la obra que el Señor nos
encomienda en el lugar donde nos encontremos y testificamos fielmente a los
inconversos que están a nuestro alrededor, entonces el Señor nos guiará, como
hizo con Saulo y Bernabé para compartir Su Palabra en los lugares más distantes
a donde Dios nos permita ir.